En la voracidad del tiempo nadie tiene domicilio fijo
Perder la identidad no es lo mismo que entregarla
Si siento que me arrancan aquello que no es mío
sólo soy un animal perdido en su esqueleto
Cuando entrego la mirada que mira a la mirada
con un suspiro de reposo me transformo
en una imagen que rechaza a los espejos
Perdiendo plumas alcanzo el verdadero vuelo,
al pulir el diamante lo convierto en esfera,
por alargar los pasos sobrepaso el camino
Tren que deja atrás los rieles, pensamientos
como el perfume de una flor que se marchita,
tristeza que acompaña aquello que se encarna
Y sin embargo el goce de las hojas entregándose
al viento, la felicidad del grito disolviéndose en ecos,
la alegría de la mente desparramando semillas,
la certeza de una piedra que cruza el firmamento,
la risa del niño que llega a destruir el mundo, el coro
de gusanos ebrios devorando carne de santo,
danza de los cuerpos celestes alrededor de una quimera,
nadie debajo de la vil materia, el palacio ha sido abandonado,
sólo adorando la ausencia podremos tener la fuerza de vivir.
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